Los malos políticos que nos desgobiernan, encabezados por Perdro Sanchez el Inconstitucional, han terminado de enterrar al T.C.con la complicidad de los magistrados que lo integran, principalmente su impuesto presidente conde-pumpido, comisario político del psoe.
Lo han convertido en un órgano transmisor-legitimador, de las órdenes políticas, violentando el espiritu y la letra de la débil e incompleta constitución que tenemos, y que debería ser sustituida por otra que ampare realmente a los ciudadanos y establezca mecanismos eficaces para que la administración y el poder estén al servicio del pueblo, y no al revés.
Trascribo unas palabras del excedente artículo de Fernando del Pino, publicado el pasado 14 de diciembre, con el que estoy totalmente de acuerdo:
El segundo síntoma es la degeneración de un Tribunal Constitucional que parece haberse transformado en un mero apéndice del Congreso al servicio del gobierno y cuyas últimas sentencias, votadas con rodillo y rayando en la prevaricación, muestran que la institución, de mano de los criterios impúdicamente partidistas de su presidente, se ha viciado de tal modo que, a todos los efectos, ya no existe como tribunal de garantías. Esta gravísima pinza entre dos yonquis del poder —uno con ínfulas de estadista y el otro con ínfulas de jurista— deja al país inerme ante inconstitucionalidades palmarias y, por tanto, sin barniz alguno de Estado de Derecho, es decir, sin más ley que la fuerza bruta impuesta por la voluntad despótica de la mayoría parlamentaria. La Constitución ya no rige.
Artículo completo: https://www.fpcs.es/anatomia-patologica-de-una-democracia-i/