D. José Manuel Novoa Novoa falleció el 17 de agosto. Toda una vida de compromiso con la verdad y la denuncia del poder de las corporaciones financieras, el mayor peligro para la democracia, la libertad y la vida.
Fue una Gran Persona, un luchador infatigable, periodista e investigador que dedicó gran parte de su vida a investigar sobre la gran estafa de la banca. Gracias a el y a la investigación que llevó a cabo, hoy por hoy, tenemos armas para defendernos de quienes han convertido la profesión bancaria en un nido de estafadores, desvirtuando su verdadero sentido de motor de la economía. Gracias a su labor, unos cuantos jueces valientes, poco a poco, van dando la razón a los afectados por los abusos bancarios.
Adjuntamos el artículo publicado en «el diario.es» el 27 de agosto de 2017:
Ha muerto Josep Manuel Novoa Novoa, periodista autodidacta y antiacadémico, autor de varios libros que a finales de los noventa y comienzos de los 2000 destriparon primero los fundamentos de la Cataluña pujolista y más adelante las miserias del sistema financiero español. Novoa (Barcelona, 1949) murió de un ataque al corazón el pasado 17 de agosto en Vilanova i la Geltrú, donde residía desde finales de los años ochenta. Ha muerto joven, con sólo 68 años, pero llevaba más de una década a sabiendas de que vivía de propina, con un sistema circulatorio tan obturado que el fatal desenlace podía darse en cualquier momento. Sin embargo, esa espada de Damocles con la convivió durante años nunca le impidió mantener su terca lucha contra el sistema hasta el último suspiro.
Novoa era un ácrata con corbata y americana que llevó una vida digna de novela negra escandinava. Pero no siempre había sido así. De jovencito entró a trabajar de meritorio en El Correo Catalán, en la parte comercial y de producción. Allí creció y se formó, asumiendo cada vez más responsabilidades, hasta que fue nombrado gerente.
Había sido adiestrado para ser un eslabón más del engranaje, pero se rebeló cuando a mediados de los años 80 constató que los propietarios del Correu le dejaban literalmente tirado. Él solito se tuvo que comer el cierre del diario y la posterior quiebra y liquidación de la empresa Fomento de la Prensa SA. El propietario en la sombra se llamaba Jordi Pujol i Soley, y quienes le dejaron solo ante los trabajadores y la maquinaria concursal fueron sus emisarios, básicamente Lluís Prenafeta, Carles Sumarroca y Josep Lluís Rovira. El Avui (donde también ocupó cargos) era el portavoz del pujolismo para los lectores en catalán, y el Correu lo tenía que ser para los lectores en castellano, pero Prenafeta decidió que hacía falta un diario nuevo. Dejó caer El Correo Catalán y emprendió el proyecto de El Observador.
Así es como Novoa se vio metido en varios líos judiciales. El de la liquidación de la histórica cabecera de raíz carlina, y el del caso Casinos, puesto que durante sus últimos meses de vida el Correu había sido uno de los varios medios usados por CDC para girar facturas ficticias contra Casinos de Cataluña a fin de que la empresa de Artur Suqué desviara dinero hacia el partido. Novoa no fue el denunciante del caso Casinos (lo fue el misterioso Jaume Sentís), pero fue un actor providencial para evitar que se echara tierra encima en seguida. Si aquel sumario no se archivó antes fue por la documentación obtenida de los archivos del Correu que él fue aportando. Al final el juez archivó la causa, sin atender a pruebas flagrantes que apuntaban a la financiación irregular, y Novoa recorrió un auto que le exoneraba de toda responsabilidad porque quería que la investigación llegara hasta el final. ¡Llegó a acusar de prevaricación al juez de instrucción que le había absuelto! Pero en los noventa la justicia no era como ahora, ni tampoco los medios de comunicación, y el asunto de la financiación ilegal de CDC vía empresa concesionaria de los casinos quedó finalmente enterrado.
En 1998 Novoa publicó su primer libro, Jaque al Virrey, sobre la corrupción pujolista que había vivido de primera mano. Hablaba de su propia experiencia y de otros casos paralelos de los que se sabía poco (como Banca Catalana) o muy poco (como las ayudas de la Caric a empresas del entorno convergente). Y así es como un gestor empresarial con la carrera de Económicas sin acabar y entrado en la cuarentena se convirtió en periodista. Escribiendo y ejerciendo. Había sido fuente de información de todos aquellos que por aquel entonces nos intentábamos dedicar al periodismo de investigación. Pero cuando él se puso a ello nos dio unas cuantas clases particulares a todos.
Con el apoyo inicial del industrial Amador Contreras sacó adelante una asociación de víctimas de fraudes concursales, y de ahí surgió la publicación La Banca, una revista mensual con aspecto de diario que empezó a disparar contra la impunidad del sistema financiero español. En los años de la borrachera fue el único medio que alertó constantemente sobre la codicia, malas prácticas y exposición real del sistema bancario, así como del aroma a fraude de aquellos productos financieros que con tanta alegría vendían bancos y cajas a sus clientes. Novoa tenía un olfato extraordinario para detectar trapicheos empresariales. Repasaba con lupa el anuario de un banco o el balance de una empresa, leía hasta la más pequeña de las letras y finalmente acababa encontrando donde se hallaba la incoherencia, donde estaba la trampa que a todos los accionistas les había pasado por alto.
Con estos atributos tan inusuales, algunos pensaron que se encontraban ante un agente secreto del CNI. Otros lo tildaban de mafioso. No era nada de eso, y sí en cambio un francotirador de la pluma, un outsider incómodo e inesperado, y así lo corrobora el hecho que ningún medio se haya hecho eco de su traspaso. Tan sólo ha habido un comunicado de la asociación EstafadosxlaBanca. El asunto Casinos le relacionó con el vidalquadrismo y alguna gente que después crearían Ciudadanos, pero también con personas de la órbita de Iniciativa per Catalunya y con la fiscalía de Cataluña. También colaboró con el periodista abertzale Pepe Rei, y sus revistas Ardi Beltza y Kale Gorria, donde coincidió con el futuro líder cupero David Fernández. Y naturalmente colaboró también con el semanario El Triangle de Jaume Reixach. Las ideologías le importaban un pepino. Pero se apuntaba a un bombardeo siempre que el proyecto fuera dirigido a torpedear el sistema.
Con La Banca y el primer libro inspirado en la información que había ido recogiendo, y que tituló El Poder, entró en contacto con algunas camarillas conspiranoicas madrileñas, y en especial con la capitaneada por el abogado Rafael Pérez Escolar, ex consejero de Banesto y enemigo acérrimo de Emilio Botín. También se relacionó con Mario Conde. Antes de conocerle ya había publicado, con cifras en la mano, que el gobierno socialista había sobredimensionado el agujero de Banesto para justificar una intervención que en realidad sólo quería dinamitar las aspiraciones políticas del joven banquero. O sea que subscribía la tesis de Conde, pero en realidad se hizo más con Pérez Escolar, a quien consideraba más serio y mejor preparado para derrotar a Botín.
Entonces empezaron a llegar sus problemas de salud, uno tras otro, que fueron quienes al fin y al cabo causaron el cierre de La Banca. Era una revista demasiado personal como para que alguien le pudiera reemplazar. Una vez recuperado descartó resucitarla, y se dedicó a investigar y escribir: Bancos, Banqueros, Bandidos (2002), El botín de Botín (2003) y con Jaume Reixach Las mil caras de Jordi Pujol (2003), aunque de hecho este último es un refrito del Jaque al Virrey y otro libro anterior de Reixach ( Jordi Pujol: historia de una obsesión).
Llegó después una época de retiro, de poner en orden a temas personales y familiares, hasta que en 2011 abrió el blog Ataque al poder, que con tiempo se convirtió en un nuevo punto de encuentro de las víctimas de la voracidad del capital. A pesar de su delicada salud, siguió investigando, molestando y conspirando. Durante estos últimos años montó la Asociación de Hipotecados Activos (AHA), formada para dar apoyo jurídico a víctimas de desahucios, y con otros socios y colaboradores estuvieron escudriñando el complejo sistema financiero hasta probar que en su mayoría los bancos no eran los propietarios reales de sus hipotecas, puesto que la mayor parte de aquellas deudas habían sido convertidas en títulos y vendidas a terceros. Uno de los primeros colaboradores en esta aventura fue el exjuez Elpidio Silva, si bien sólo participó en las fases más iniciáticas de la investigación.
La teoría de Novoa, y la de otra gente con quién fue contactando, era que si los bancos no son los titulares reales de la deuda hipotecaria tampoco pueden reclamarla, y por lo tanto instar los desahucios cuando los propietarios no pagan, y a pesar de la dificultad técnica de probar ante un juez que una hipoteca concreta había sido titulizada e incorporada a unos bonos con miles de hipotecas más, consiguieron demostrarlo en algunos casos y obtuvieron varias resoluciones judiciales favorables. En esta rueda de prensa organizada por la ONG Sicom (Solidaritat i Comunicació) se puede ver todo el razonamiento de Novoa sobre esta cuestión.
Las victorias judiciales de la AHA no han liquidado el sistema financiero tal y como, medio en broma medio en serio, Novoa auguraba que sucedería. De hecho, ninguna de sus previsiones apocalípticas sobre el fin del sistema se llegó a cumplir nunca, y cuando se le recordaba lo admitía con el buen humor que siempre le acompañó, pero a la vez remarcaba que estaban empatados. Ni él había conseguido doblegar al sistema ni el sistema a él. El 2 de agosto colgó su último post en el blog. Se titulaba “Blackstone, la alcantarilla por donde desaparece el patrimonio del Banco Popular”